Debido a la situación actual de aumento de la actividad del volcán Kilauea y a la lava que inunda la carretera, el camino a Kalapana es intransitable desde 2018.

Un pueblo con un destino turbulento y una atmósfera mágica. En 1986, una colada de lava del volcán Kilauea prácticamente lo arrasó, pero los lugareños se negaron a someterse a los caprichos de la naturaleza y algunos regresaron y reconstruyeron sus casas sobre la enorme capa de lava.

En coche se llega a un gran aparcamiento al final de la carretera, desde allí hay que caminar, sólo los lugareños tienen permiso para entrar. En realidad, las casas se levantan sobre una capa de lava negra solidificada, los lugareños incluso han improvisado jardines a su alrededor y esperan que no llegue la próxima destrucción.